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Niños con altas capacidades

Las cuestiones trascendentales

Artículo publicado el 11 de septiembre de 2017

Los alumnos de altas capacidades y sus preguntas trascendentales

Los niños con altas capacidades suelen plantearse cuestiones trascendentales a edades muy tempranas. Es habitual que la inteligencia vaya acompañada de una curiosidad extrema. No es extraño que con cuatro o cinco años los padres se vean en la necesidad de explicar a su hijo algunas cuestiones que incluso a ellos mismos les pueden resultar incómodas o que ni siquiera la ciencia hoy en día puede argumentar con certeza. Sin embargo, debemos tener mucho cuidado porque su desarrollo emocional no va tan deprisa como su curiosidad y su capacidad cognitiva.

 

La muerte

La cuestión de la muerte y lo que ocurre después de ella, o qué pasaría si sus familiares falleciesen, es una de las preguntas más habituales y controvertidas. Es muy tentador utilizar la mentira o los argumentos poco realistas para responder a estos asuntos. No obstante, este tipo de respuestas no suele ayudar a estos niños. Tal vez en un primer momento se calmen al escuchar ciertas historias, pero es cuestión de tiempo que su capacidad de deducción y razonamiento les lleven a pensar que lo que les están contando no tiene ningún sentido.

Cuando el niño de altas capacidades percibe que los adultos no pueden responder a estas cuestiones o les resultan incómodas, comienzan a especular sobre las posibles respuestas. Esto les puede llevar a sentimientos de inseguridad e incluso a momentos de cierta angustia. Aún más perjudicial puede resultar que se sientan engañados por aquellos que consideraban como su referente a seguir: familia o profesorado. Estos niños se caracterizan tener un gran sentimiento de lealtad y honestidad, y esto hace que esperen lo mismo del resto de las personas. Si les mentimos, puede generarse una desconfianza que entorpecerá nuestra relación con ellos, porque no olvidarán fácilmente esa mentira.

 

¿Qué podemos responderles?

Los especialistas nos recomiendan que, ante todo, contemos siempre hechos reales, pero sin olvidar que tenemos delante de nosotros a niños pequeños. Esto significa que esa realidad tendremos que contarla en la medida en que ellos sean capaces de asimilarla e interiorizarla, adaptando nuestra respuesta a su edad y personalidad. Aunque tengan una capacidad de razonamiento y un vocabulario muy superior, su edad cronológica hace que emocionalmente no estén lo suficientemente preparados para asimilar algunas cuestiones. Por tanto, decir toda la verdad  tampoco conviene. Lo mejor es preparar una respuesta ajustada a su edad, pero sin engaños.

La forma en la que nos expresamos (comunicación no verbal, tono de voz etc…) también ocupará un papel destacado a la hora de responder a este tipo de cuestiones. Es importante  dialogar con ellos desde la tranquilidad y la calma, para no trasmitirles miedos y angustias ante temas que incluso muchos adultos nos sentimos indefensos.

Según afirma la especialista en altas capacidades Maite Garnica:

Si percibes que tu hijo presenta una visible preocupación, provocada por cuestiones de este tipo que hayan quedado sin resolver, no dejes pasar el momento por no saber ofrecer una respuesta clara: sería un error dejarlo sin explicación para ver si se le olvida. Si él no se abre fácilmente a exponerte lo que se está planteando internamente, dirígete a él, ayúdale a que te cuente lo que le preocupa  y prepara la explicación adecuada para que pasen esos momentos con calma y tranquilidad”.

 

Ante la muerte de un ser querido

La “Guía para ayudar a los adultos a hablar de la muerte y el duelo a los niños”, de la Fundación Mario Losantos del Campo, insiste también en la importancia de que los pequeños conozcan siempre la verdad y de explicarles la muerte en términos reales, para lo que recomiendan apoyarnos en ejemplos de la naturaleza. Según esta guía, en caso de fallecimiento de un ser querido, los niños y adolescentes (tengan o no altas capacidades) deben saber siempre la verdad sobre lo sucedido, pero esta verdad debe abordarse en función de la capacidad emocional y cognitiva del niño para poder comprenderla e integrara.

Es importante que tengan claros cuatro conceptos:

  1. La muerte es universal. Todos los seres vivos mueren.
  2. Es irreversible. Cuando morimos no volvemos a estar vivos nunca. Se trata de que comprendan de que cuando un ser vivo muere, esto es permanente, no es algo temporal.
  3. Todas las funciones vitales terminan completamente en el momento de la muerte. Cuando morimos el cuerpo ya no funciona.
  4. Toda muerte tiene un porqué físico. Es necesario que sepan que existe una causa física por la que morimos, porque si no le damos una explicación de lo sucedido o no alcanza a comprenderlo, elaborará su propia teoría.

Una vez se ha dado la explicación física, podemos pasar a compartir con ellos nuestras creencias religiosas y espirituales, respondiendo a sus consultas o dudas, según se vayan produciendo. No es necesario explicarlo todo de una vez, podemos ir haciéndolo conforme el niño nos las vaya planteando.

 

Miedos reales: Catástrofes, guerras, atentados…

Algunos niños de altas capacidades pueden tener miedos y obsesiones provocadas por amenazas reales, como los ladrones, los terremotos, las guerras… Por eso, las informaciones sobre catástrofes, conflictos bélicos o atentados terroristas, que aparecen de forma habitual en los medios de comunicación, pueden hacerles mucho daño. Su gran curiosidad unida a su extremada sensibilidad y capacidad cognitiva generan un peligro añadido para ellos, ya que puede ocurrir que sean capaces de entender a nivel cognitivo lo sucedido, pero no de gestionar las emociones que les provocan.  Si se puede, los especialistas en altas capacidades recomiendan evitar su exposición directa a este tipo de informaciones cuando son muy pequeños.

No obstante, vivimos en un mundo saturado de información y, en ocasiones, cuando se produce un conflicto bélico o atentado muy grave, con muchas víctimas mortales, es imposible protegerles totalmente. Pueden ver imágenes en cualquier televisor, en un periódico que lee un señor en el transporte público, en un quiosco camino del cole… En este caso, los psicólogos de la Unidad de Trauma, Crisis y Conflictos de Barcelona (UTCCB) aconsejan preguntar a los niños si últimamente han visto alguna cosa en la televisión o en los diarios que les ha llamado la atención. O, en caso de los niños más mayorcitos, si conocen el incidente que ha ocurrido recientemente. En caso afirmativo, continuaremos hablando con ellos sobre lo ocurrido. Lo mejor es preguntarles para conocer primero hasta dónde saben, escucharles y responder a sus dudas, que en el caso de un niño de altas capacidades pueden ser muchas. Los psicólogos afirman que “cuando un niño tiene preguntas y no sabe o no puede encontrar respuestas, se las da él mismo o lo habla con otros niños de su edad. Y las respuestas que construye sin ayuda de un adulto siempre son más amenazadoras que las que les vamos a brindar nosotros, los adultos, desde la comprensión de lo que les inquieta”.

La Unidad de Trauma, Crisis y Conflictos de Barcelona (UTCCB) es el centro de prevención y gestión de situaciones críticas de la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB), que ofrece intervención psicológica especializada a individuos, grupos y organizaciones en el antes, el durante y el después de un evento traumático.

 

 

© Ana Díaz

Periodista. @anai_dj

 

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